Nabeul y Cap Bon

En Nabeul, pasee por el zoco rodeado de soportales y tiendas. En el pueblo artesanal, expertos artesanos le sorprenderán por su ingenio: herrerías, esteras de junco, trajes bordados, cuero cincelado… En las tiendas de alfarería, adquiera un bonito jarrón de cerámica multicolor, la especialidad local. En el mercado cubierto se le hará la boca agua con su gran cantidad de especias, fruta, verduras y pescado: Cap Bon es una importante región agrícola. Si las fortalezas le hacen soñar, desplácese a Kélibia para ver el Fuerte medieval, el más grande de Túnez. Beba un té a la menta en el café moro vecino sobre el mar y dese un paseo por el puerto pesquero. En El Haouaria, en la punta extrema de Cap Bon, tome una gran bocanada de aire y naturaleza salvaje y visite las misteriosas grutas excavadas por los romanos para extraer piedra de construcción. O visite Korbous, pequeña ciudad termal con un encanto vetusto, rodeada de playas y calas rocosas.

Famoso por su estilo de vida y sus productos agrícolas, Cap Bon es sin duda una región en la que se come bien. Encontrará gran número de restaurantes en el centro urbano de Nabeul y cerca de los grandes hoteles. No deje de probar la harissa, un plato de pimientos (1) triturados y sazonados, muy agradable como aperitivo con un poco de pan y de aceite de oliva: ¡un condimento muy sabroso! Los pimientos, chiles y tomates de las huertas de Cap Bon sirven también para preparar la ensalada de mechuí: asados y triturados, se comen en frío con un chorrito de aceite de oliva. Con innumerables puertos pesqueros, toda la costa ofrece sabrosos pescados que le servirán acompañados de cuscús (2) o simplemente a la plancha y acompañados de tastira – una mezcla de verduras y huevos fritos y picados. Como entrante o como plato fuerte, deguste sepias, calamares, gambas… La región es también conocida por su fruta y más especialmente por sus sabrosas naranjas.

En el siglo IV antes de nuestra era, la región de Cap Bon ya estaba “cultivada con viñedos, olivares y multitud de árboles frutales”» (Diodoro Sículo). En esa época estaba bajo el dominio de Cartago: la excavación de Kerkouane es una muestra. Más adelante, al igual que todo Túnez, pasó a ser romana y después musulmana. Su costa ha estado expuesta a ataques durante mucho tiempo, como el de los normandos de Sicilia en el siglo XII, y el de los españoles en el siglo XVI. Estaba protegida por la gran fortaleza de Kélibia. Con la paz otomana, la región se convirtió en una tierra de acogida para inmigrantes procedentes de la isla la de Djerba, de Andalucía, de Turquía, y más tarde de Malta y de Sicilia. Aún en fecha reciente, Nabeul contaba con una importante comunidad judía que mantenía estrechos lazos con la comunidad musulmana. Para saber más: el pequeño museo arqueológico de Nabeul muestra algunos tesoros como obras de arte de mosaicos romanos y estatuas cartaginesas de cerámica de tierra cocida. Imprescindible ver la exposición que explica el funcionamiento de una fábrica de conservas de pescado de la época romana. En el yacimiento arqueológico de Kerkouane, el pequeño museo posee raros objetos cartagineses como anillos con finos grabados, una estatua de madera, un jarrón importado de Grecia…